Vivo esquivando a la muerte sin temor y sin prisa.
Desdichada, perdida o con sentimientos descompuestos. 
Me muevo en una ruta que no se detiene por supuestos.
Si supiera como hacer lo correcto mentiría, 
el error el la única vía que me enseña como son las verdades mas crudas,
pero debajo la claridad de la luz de día. 
Me miro al espejo
y aún no encuentro la forma,
mis trastornos son mas violentos que el scratch en tus tornas.
Me balanceo en este columpio entre riscos,
siento la emoción de caer y volar al mismo tiempo en cada viaje de ida
y sin permiso de devolver a lo mismo...

Aprendiendo a brillar con los cortes que otros diamantes dejan
cuando pasan por mi vida. 

Esos no son dolores ya.
Esos son prismas, gracias igual.

Nunca he pedido mucho en esta vida, y he tenido el doble de lo que he podido llegar a pensar. Nunca he pensado pedir algo en esta vida y ha llegado mucho de quien menos espere que llegara.
 Saqué el nunca de mi vida, pero se que no será algo permanente.
 Entonces dejé de lamentarme y limitarme, comencé a vivir sin miedo a los errores y experimentar con mi pecho pa aprender a leer las costras y guiarme de las cicatrices pasadas
 sin los temores que antes gritaban que el dolor no era parte de las serpientes.
Hoy entiendo que estaba equivocada.
Soy agradecida de los dolores, las costras y las cicatrices que remplacé con tatuajes que me recuerdan que no debo guardar rencores.

Te amo, pero como a el silencio. 
En muy pocas ocasiones, cuando estoy lejos del resto del mundo,
en el instantáneo momento que se posa en mis labios
y cuando me voy a dormir...
Ves? te amo, pero nadie lo sabe,
por que sólo eres silencio.